miércoles, 21 de enero de 2009

YA pues.

La chica de Ripley me encantaba. Debí haberla visto antes, no recuerdo donde, tal vez en una vida pasada. No me importaba. Su cabello, sus manos, sus jeans. Era perfecta. Al salir de la chamba, me sentaba en una heladeria frente a la vitrina donde ella siempre estaba. Sonreia y se cansaba.

Esa noche la vi llorar. Y desperté.

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